En un mundo globalizado, el benchmarking resulta una medida fundamental que permite conocer las mejores prácticas en el mundo sobre un tema concreto y, en su caso, adaptarlas, teniendo en cuenta las características propias de tu país, de tu sector o de tu empresa. La tendencia en Europa nos muestra ejemplos de cómo afrontar la realidad laboral.

Uno de los temas que enarbolan los partidos políticos de manera recurrente en campaña electoral y que incluso a principios del 2010 el Gobierno de Rodríguez Zapatero llegó a crear una comisión interministerial para proceder a su estudio y a su eventual aplicación en España, es la llamada “mochila austríaca”.

¿Cómo se gestó la mochila austríaca?

A comienzos del siglo XX, con el fin de resolver dos problemas importantes a los que se enfrentaba buena parte de Europa —la dualidad del mercado de trabajo y la viabilidad del sistema de pensiones— el Gobierno austríaco inició un proceso de negociación con la oposición y con las fuerzas sociales para abordar con audacia y determinación estos dos graves problemas. Después de dos años de negociaciones, se alcanzó un acuerdo que logró dar respuesta a los dos problemas mencionados y que se concretó en la creación de una “mochila” propiedad del trabajador.

La dualidad del mercado de trabajo

En aquella época, en Austria, solo los contratos con una duración superior a tres años tenían derecho a cobrar una indemnización en el caso de despido. Esa situación produjo, de forma natural, una fuerte dualidad en el mercado de trabajo. Las empresas rescindían los contratos antes de que se cumplieran los tres años para evitar el coste de la indemnización.

Aunque el tema de la indemnización por despido es un tema tabú para los sindicatos, hay que plantearse las preguntas: ¿Cuál es el verdadero sentido de la indemnización por despido? ¿Qué objetivos pretende?

La indemnización la perciben solo los trabajadores despedidos por causas objetivas o disciplinarias, ya sea de manera procedente o improcedente en las primeras (20/33 días), o de manera improcedente en las segundas (33 días). El trabajador que se va por su propia voluntad no percibe cantidad alguna. De esta realidad se podría deducir:

1.- Que el sentido de la indemnización es el de cubrir las necesidades económicas mientras el trabajador se encuentra en paro. En la actualidad, al parado se le ofrece el subsidio de desempleo y la formación necesaria que le facilite encontrar un nuevo trabajo. En Dinamarca, con su modelo de flexiseguridad se suprime la indemnización para volcarse en la ayuda económica y formativa que permita al trabajador incorporarse de nuevo al mercado de trabajo.

2.- Que la indemnización es un reconocimiento a su aportación a la empresa durante los años trabajados, en cuyo caso, habría que incluir también a todos los trabajadores, aunque se marchen de la empresa por decisión propia.

El sistema de pensiones de reparto

El segundo problema consistía en asegurar la viabilidad del sistema de pensiones, llamado “de reparto”, apoyado en su propia solvencia. El sistema se pone en peligro, en la medida que disminuye el número de trabajadores en activo —debido al descenso de la natalidad y al incremento del paro—, y se incrementa el número de pensionistas —al mantener la edad de jubilación en los 65 años y aumentar la edad media de vida por encima de los 80—. Si no se encuentra alguna solución, la viabilidad futura de las pensiones se hace más difícil de asegurar cada año.

Planteamiento del acuerdo

En la negociación se planteó eliminar el coste de la indemnización por despido a los contratos con más de tres años de antigüedad a cambio de establecer para todos los trabajadores un porcentaje de su retribución anual para constituir una mochila propiedad del trabajador, que le acompañe a lo largo de toda su vida laboral. Esa mochila, que estaría gestionada por unos fondos de inversión creados con unas reglas del juego ad hoc, obtendrían unos intereses que se irían acumulando hasta formar una cantidad al final de su vida laboral y que le serviría de complemento al sistema público de pensiones.

La mochila, en propiedad del trabajador, resolvería en gran medida un problema colateral importante: la situación de viudedad del consorte que no hubieran cotizado en su vida, que afecta de manera especial a las mujeres mayores que se han dedicado por completo a las tareas del hogar.

En resumen, se intercambia la indemnización que reciben los trabajadores despedidos por una mochila que engloba a todos los trabajadores y que les acompañaría en toda su vida laboral, independiente de los cambios de empresa.

¿Quién financia la formación de la mochila? En parte los empresarios, que quedan liberados de la indemnización en los ajustes de plantilla y, en parte, el Estado, con un pequeño porcentaje de las cotizaciones al ver compensada la pensión con el complemento de la mochila.

Con este acuerdo se logró en Austria dar una respuesta a los dos problemas de forma simultánea.

¿Se puede aplicar en España?

En España, el número de trabajadores es muy superior al de Austria, la indemnización está muy enraizada en la cultura social, los sindicatos lo han convertido en “causa beli” y una parte de los empresarios no acaban de verlo claro. Es muy difícil tan solo plantear estos problemas de manera objetiva, pero merecería la pena intentarlo siguiendo el benchmarking que nos ofrece Europa. Por solidaridad con todos los trabajadores y futuros pensionistas, se podría convertir en la llave que resolvería, al mismo tiempo, los dos graves problemas que tiene planteada la sociedad española: la temporalidad de los contratos y el futuro de las pensiones.


¿Qué es neddux?

Autor

Sandalio Gómez, Profesor Emérito del IESE Business School.